Santiago Ruiz es un joven fotógrafo yaliseño cuyo trabajo se distingue por una profunda sensibilidad hacia la cotidianidad del territorio y la manera en que esta define la identidad de su comunidad. Su obra se nutre de la vida diaria de Yalí, de sus calles, de sus ritmos y, sobre todo, de su gente, a quienes retrata con una mirada respetuosa, íntima y profundamente poética.
A través de sus fotografías, Santiago explora el ser yaliseño: los gestos, los oficios, los espacios y las narrativas silenciosas que conforman el entramado social del municipio. Su lente se convierte en un instrumento para preservar la memoria, revelar lo invisible y dignificar lo sencillo, capturando con maestría la esencia emocional y simbólica del territorio.
Con un enfoque intuitivo y a la vez profesional, su trabajo destaca por la fuerza narrativa de cada imagen y por la manera en que articula la grafía del territorio para construir relatos visuales coherentes, sensibles y cargados de identidad. Santiago logra que cada fotografía sea un fragmento de vida que dialoga con el espectador, invitándolo a contemplar la belleza de lo cotidiano desde una perspectiva renovada y auténtica.
Como ganador del Foto Libro Virtual 2025, Santiago Ruiz representa el espíritu de la creación artística Yaliseña: joven, talentosa, comprometida con su tierra y capaz de transformar la realidad en arte a través de su mirada. Su obra fortalece la memoria visual de Yalí y se convierte en un aporte significativo para la comprensión y valoración del patrimonio cultural contemporáneo del municipio.
Yalí como gente, Yalí como foto/grafía
Creo que la fotografía contemporánea no distingue formatos ni formas de mirar, esta puede distinguir en tiempos, quizá, aunque no mucho. La contemporaneidad distingue un cambio, un cambio temporal que es protagonizado por distintos seres que miran y se dejan ver. Eso es la contemporaneidad, un concepto en el espacio tiempo el cual es habitado por diferentes actores en la estancia de su cotidianidad. Una cotidianidad atravesada por gente que se despierta, come, trabaja, sonríe, sostiene y se moviliza de cara a un paisaje urbano y natural, que, así como la foto, no distingue de formatos ni formas de mirar, pero sí de tiempos, de lugares, personas y espacios.